¿EL ESCRITOR NACE O SE HACE?


EL  GÉNESIS  DE UN ESCRITOR CRISTIANO
El escritor ¿nace o se hace? ¿Es algo congénito o es producto de las circunstancias que lo moldean y lo inclinan a esta vocación o la necesidad  de contarles a otros de una forma creativa lo que siente, cree o imagina?
Es fácil comprender que como todas las artes, la escritura amerita cultivarla: escribir, leer, pensar y ser un permanente y exhaustivo observador de la naturaleza y la humanidad. Pero ¿donde, cuando y como surge esta propensión? ¿al nacer, en la niñez, adolescencia, juventud o madurez?
 Los dos  niños de apenas cinco años, jugaban simulando ser valientes  vaqueros montados en briosos corceles, siendo estas, varas largas con una formación de una v en el extremo superior. Estas se utilizaban para bajar o subir ropa en el mercado municipal donde se encontraban. Ahora, ellos  habían sujetado cordones que simulando ser las bridas y que  tomaban en sus pequeñas manos.  La imaginaria cabalgata fue interrumpida por una sucesión de detonaciones, gritos y carreras. Uno de los niños se quedo como detenido en el tiempo sin saber que pasaba, mientras el otro huyo despavorido, por los sonidos del oeste de la realidad.
Este no es un relato ficticio, es el evento que cambio mi vida presente y futura, destruyo y contribuyo en gran parte de mi existencia. Influyo en gran manera a la conformación de mi personalidad y carácter. Ese suceso es como si hubiese acontecido ayer, me da la impresión que el tiempo no hubiese pasado y puedo recordar claramente como un grupo de estudiantes que corrían asustados me empujaron y al caer me golpee la frente, el trasladarnos precipitadamente a la casa y el ajetreo de acondicionarla casa para el velatorio, el llanto de mi madre y de familiares y amistades cercanas, las expresiones de solidaridad y de compasión, el temor de uno de mis hermanos mayores de ver el cuerpo en el féretro, el doloroso sepelio en el que no se permitió que fuera mi tía Timotea por sus continuos desvanecimientos y su descontrolado llanto y gritos. Sus manos como tenazas se sujetan a la puerta, mientras sus hijas e hijos la obligan a entrar nuevamente en mi casa. El camino al campo santo es una película en mi mente que se proyecta con la nitidez del mejor cinema del mundo. El rostro demacrado de mi mamá, sus ojos enrojecidos y la chalina que le cubría su cabeza es un cuadro ubicado permanentemente en la pared de mis recuerdos. Al llegar me subí a un pequeño mausoleo donde pude visualizar con detalle el acto. Con el deseo de confortarla le entregaron una buena cantidad de panfletos que hacían alusión a la resurrección de los muertos y aunque yo no sabía leer, al escuchar lo que decía, despertó en mi una gran ilusión, de tal forma que comencé a imaginar que mi padre un dia regresaría y podría verle de nuevo, sonriéndome y levantándome en sus brazos como antes. Durante mucho tiempo y antes de quedarme dormido tenia esos anhelos que él llegaría y anticipaba lo que le diría o que me diría. Por otra parte, después de esa fecha mi mamá no volvió a ser la misma, el emporio que ambos habían iniciado a construir, poco a poco fue deteniendo su crecimiento y luego desapareciendo. Solo las casas de alquiler no dejaron de producir sus dividendos, la tienda con mayor desarrollo en la ciudad, se convirtió en un minúsculo `` puestecito ´´ en el nuevo mercado, al que se vieron obligados a trasladarse los humildes vendedores, que lloraban la falta de su máximo dirigente que nunca hubiese permitido ese suicidio comercial. La zapatería que comenzaba a florecer se extinguió poco después de su fallecimiento y aunque se continúo con la carnicería en el nuevo lugar, esta también fue menguando hasta que fue vendida pocos años después. Igual sucedió con la menguada mercadería de la otrora tienda. La hacienda ubicada cerca del lugar de origen de mi padre, que era el sitio habitual de visita los días domingos después de la misa y el matinée, ante las amenazas de invasión campesina, se vendió en secreto, exceptuando el ganado que se traslado durante la noche a un lugar cercano a la ciudad. Posterior e inteligentemente mi madre adquirió con ese dinero un terreno próximo a la ciudad, el cual es patrimonio actual de la familia. Para ella no fue fácil sostener el doble papel y función de madre y padre y desarrollar  la dirección, educación y provisión para sus cinco pequeños hijos.
Desde los siete años junto con dos de mis hermanos comenzamos a cuidar y mantener el ganado, llevándolo en el verano diariamente a beber agua a el rio que estaba a unos seis kilómetros, a ordeñar las vacas, a atender a los recién nacidos, a  arreglar las cercas e infinidad de actividades que comenzaban al iniciar la mañana. Muchas veces me caí de un caballo al igual que mis hermanos, encontramos muchas serpientes en el camino, nos persiguieron las vacas bravas que no admitían que nos acercáramos a la cría para curarla y no se le llenara el ombligo y otras partes del cuerpo de parásitos.
Unos años después mi progenitora se unió con otra persona que le causo a ella y a sus vástagos, más que ayuda; problemas, discusiones y peleas que se extendían a lo largo de la noche y madrugada. Para poder conciliar el sueño me cubría la cabeza con una pesada almohada e imaginaba historias donde volvíamos encontrarnos todos como antes, viviendo felices.
Al ir creciendo y a pesar de darme cuenta de que ese sueño ya no era posible, continúe en mi mundo de fantasías creando historias para conciliar el sueño, mientras las peleas incrementaban en violencia hasta el punto de hacerse insoportables. Si no creaba en mi mente una historia diferente o continuaba con la de la noche anterior no podía dormir. Esta situación se alargo por muchos años y concluyo en parte por el fallecimiento de esta persona. Pero la frustración, el dolor por la muerte de mi padre y la pérdida de muchas comodidades y luego la impotencia de no poder ayudar a mi madre ante los constantes vejámenes, produjo en mi interior un deseo de venganza, de odio y resentimiento. Me volví en un niño reservado, callado y encerrado en mi propio mundo. Deje a  un lado los juegos de normales de mi edad y me deje llevar por una pasión que me cautivo: la lectura de libros.
En ellos encontré un perfecto refugio que me hacia olvidar la dura realidad. Mi madre nunca nos compro un televisor pero si libros, por lo que la lectura era mi gran deleite de esparcimiento, junto con una ocasional visita al matinée. Durante mi preadolecencia uno de mis hermanos mayores se ensaño conmigo de una forma casi anormal sus palabras y golpes llegaban por cualquier cosa y no comprendo todavía porque aquel odio visceral que incluía descargas de ira, cuando aún estaba dormido. Mi odio a él y hacia los demás se incremento a tal punto que cualquier empujón era suficiente para liarme a los puños con otros chicos de mi edad y aun mayores y más fuertes que no comprendían como un muchachito como yo podía vencerlos y dejarles los ojos morados, los labios partidos y aun sangrando por sus oídos. Ni yo mismo sabía lo que me acontecía cuando estaba enojado, era como si me transformase en otra persona. Ahora comprendo que todo el rencor acumulado durante años se desencadenaba en esas peleas en la cual debían intervenir varias personas para quitarme de en medio al pobre contrincante que había osado empujarme bromeando o en serio. No sé si por eso nadie me adjudico un apodo más que el de flaco por mi extrema contextura.
Otro elemento que despertó gran interés en mi infancia fue que descubrí un aparato maravilloso donde podía grabar mis historias con mi propia voz. Además de esa grabadora disfrutaba escuchando divertidas grabaciones en long play en un tocadiscos y radio teatros a través de un radio receptor de cuatro bandas incluido la onda corta. El mundo de la radio se me hacia algo fantástico, por lo que tenia curiosidad saber como era que sucedía esa forma de comunicar sonido, música y voz.
Mi primer participación hablando por medio de un micrófono de una radio fue antes de los ocho años, en un programa de concurso donde se hacia una pregunta y se podía contestar yendo directamente a los estudios a contestar, la respuesta no fue correcta y no gane algo material pero si mi decisión de trabajar un dia en una emisora. Solo espere que cambiara mi voz en la adolescencia para comenzar en una pequeña estación, que al poco tiempo ceso operaciones, pero para eses entonces ya había aprendido y me dieron una oportunidad de laborar cinco horas seguidas durante tres meses. Después de ese lapso llego la primera emisora en F.M. a nuestra región, el propietario me permitió laborar por varios años y luego de adquirir otra emisora termine laborando en ambas. Mi mamá al iniciar la década de los ochenta, antes de que entrara a laborar en estas emisoras había abierto un pequeño negocio donde vendía productos de consumo popular y hasta allí llegaban los políticos que hasta entonces eran parcialmente desconocidos y que comentaban que muy pronto el país entraría a la vida democrática, dejando atrás los gobiernos militares de los años setenta. En las primeras campañas en el interior de la región la presencia de ella era de carácter obligatorio porque ellos no eran tan identificados como lo era ella. Multitudes descendían de las montañas cuando sabían que mi madre andaba cerca de esos lugares, muchas de esas personas le guardaban aprecio por algún favor cuando tenían los negocios junto a mi padre, también porque ella les dio alguna asistencia a algunos de sus hijos cuando los médicos ya no hallaban cura para ellos. Durante su adolescencia había trabajado como asistente de un medico que además de la medicina tradicional tenia vastos conocimientos en las propiedades medicinales de plantas y derivados de animales, así como estimular los músculos, tendones y reubicar los huesos ante una ‘‘zafadura’’ o dislocación. Al llegar a la juventud laboro como enfermera en la capital de la república y luego estuvo en un país vecino. Toda esa gama de conocimientos y experiencias le proveyeron conocimientos que los aplicaba cuando llegaban a sus negocios con problemas de salud, desahuciadas de los centros hospitalarios. Por eso el apoyo a determinada afiliación política era determinante su participación. Al realizarse algunas visitas a nuestra casa ellos le pedían permiso para tomar alguna cerveza que mandaban a comprar, luego le sugirieron que mantuvieran en existencia y que ellos las comprarían cuando le visitasen. De esta forma paulatinamente se comenzó a expender para el público en general y posteriormente fue venta de alcohol.  Ninguno de sus hijos y especialmente yo me opuse a tal actividad, pero ¿qué podía hacer ante su decisión? Ella siempre había sido muy religiosa y nos había inculcado valores espirituales. La biblia había sido el manual de instrucción y por su contenido sabia que Dios no aprobaba aquella actividad. Pude constatar el daño que este veneno hace y como esclaviza a seres humanos que caen en sus garras. La biblia fue abandonada por todos los demás miembros de mi familia, pero no por mí, la leía a hurtadillas para evitar burlas y otras manifestaciones de sarcasmos, porque paulatinamente se fueron degradando las relaciones entre nosotros hasta el punto de peleas y constantes amenazas. Mis dos hermanos mayores dejaron sus estudios y mi madre se desanimo por estas actitudes y dejo también de apoyarme, hasta que me deje llevar más por el deseo de trabajar que de estudiar. A los demás les sucedió lo mismo, pero con algún esfuerzo y lentamente finalizamos el bachillerato y mi hermana educación comercial.
En los inicios de los años noventa un amigo me invito a una noche de videos en una iglesia cristiana, me menciono que se trataría de los cantantes  que solía incluir en mi trabajo en la radio secular. Esa ocasión me impacto saber cómo Satanás utiliza la música para afecta la vida de quienes escuchar diferentes estilos de música especialmente la vida de jóvenes. Me gusto esa congregación y me agrado el trato que me dispensaron, haciéndome sentir que yo era importante para ellos y para Dios. Por primera vez en mi vida alguien que no fuera mis padres me dieran un abrazo y además con expresiones de aprecio. Apenas si había alguno que otro joven, especialmente del sexo femenino y cuando llegaba algún varón solo permanecía por un tiempo. A los pocos meses acepte al señor en mi corazón. El estableció un antes y después en mi vida, iniciando con un proceso de renovación de mi mente, sanidad emocional y espiritual, su amor y perdón me ayudo a mejorar mis relaciones familiares y trajo alegría a mi vida por primera vez. (No obstante, ha habido desde entonces una clara oposición del enemigo usando aun los miembros de la familia para desanimarme, puesto que fui el primero que recibí el evangelio dentro todos mis familiares) Comencé sirviendo en un programa radial que tenia la iglesia orientado a los jóvenes, precisamente en una de las emisoras en que laboraba. Al año siguiente asistí a un congreso de toda mi denominación en el país y al regresar exprese a mi pastor y liderazgo, que estaba avergonzado por lo poco que yo hacía, habiéndose el señor revelado en ese evento en mi corazón para que le sirviera. El se encargo de dirigir a mi pastor para confiar que dirigiera un grupo de jóvenes de los cinco que se diseminarían por la ciudad. Los inicios fueron difíciles por varios meses y solo éramos cuatro y a veces cinco. Con asombro descubrí que en eses barrio los residentes no se conocían y con años de vivir, ya sea a la par o viviendo frente a frente. Entonces opte por rotar el grupo de casa en casa para que se conocieran entre si y algunos meses ya éramos casi una veintena de jóvenes. También comencé a servir como maestro de discipulado, director de alabanza y de la reunión general de la iglesia.  Y aunque mi carne me pedía que siguiera, el espíritu me animo a solicitar la renuncia en las emisoras seculares donde trabajaba y no obstante que el dueño me rogo durante un año, al final me salí. Con el dinero que había ahorrado y a veces, no sé cómo pero siempre tuve el dinero de mis diezmos durante dos años que no estuve trabajando. De los cinco grupos que salimos se iba cerrar uno de ellos, porque uno de los líderes tenía que dejar el cargo. Cerca de ese lugar una joven me dijo que tenía muchos amigos y amigos que les gustaría asistir a un grupo de jóvenes, así que pedí manejar simultáneamente los dos grupos de jóvenes. Con el transcurso de un poco más de un año, estos crecieron y se fortalecieron. Para ese entonces otro de los iníciales, estaba a punto de cerrarse y ante esta situación me consultaron si me gustaba el reto de tomar el cargo y dejar los dos grupos que ya contaba con miembros maduros, que podrán seguir desarrollándolo, así que dije sí. Los meses subsiguientes este círculo de jóvenes aumento y al año siguiente lo deje para abrir otro grupo en un barrio marginal de la ciudad. Después de casi dos años abrimos otro, en un barrio mucho más marginal que el anterior, donde se habían cerrado ya dos grupos anteriores. La hermana dueña de la casa me advirtió el poco interés de los residentes del sector, pues ella había sido la líder de uno de los grupos que se habían cerrado. El día de apertura amanecí enfermo gravemente del estomago y pensé que era una pena con toda la labor de invitación que habíamos hecho. Al aproximarse la hora como pude me puse en pie y tambaleándome me traslade al lugar. Mi sorpresa, la de la hermana y de varios jóvenes que me apoyaron del grupo anterior fue inmensa. La casa se lleno de chicos anhelando ver la presentación de una película cristiana que toco sus vidas, logrando que recibiesen a Jesucristo en sus vidas esa noche. Al año siguiente aperturamos otro grupo en uno de las colonias más alejadas de la ciudad, donde me informaron que allí no había jóvenes, pero cuando lo abrimos llegaron en buena cantidad. Luego entre los dos últimos lugares iniciamos otro grupo.
Actualmente sirvo en un ministerio radial que nación en el corazón de Dios, pues hace catorce años no existía en la región de nuestro país, que es la más extensa, una emisora cristiana evangélica y luego que Dios puso una visión del pastor, iniciamos actividades económicas, venta de hamburguesas, hot dogs y platillos típicos, además conciertos y un bazar. Al año de estas actividades comenzamos operaciones en los inicios del año 98 y desde  ese entonces muchos jóvenes en pandillas aceptaron a Jesucristo, las iglesias locales ahora se llenan de muchachos que sirven en ellas, matrimonios son influenciados a amarse, niños reciben mensajes que hacen ver que si se puede levantar generaciones sanas. Al inicio solo éramos dos personas a tiempo completo, pero poco a poco se han ido agregando más servidores. Actualmente la audiencia de la radio es una de la más grande en esta zona. Muchas personas nos llaman y nos cuentan como una canción o mensaje fue vital ante una determinación de divorciarse y quitarse la vida, especialmente los jóvenes. Durante el huracán Mitch en ese año éramos de los pocos que contábamos con una planta generadora de energía y ante la pérdida del suministro de energía eléctrica a nivel nación que se extendió por días, logramos transmitir un mensaje de paz, confianza y comunicados oficiales a los habitantes de nuestra comunidad, aunque lo hacíamos por horas por la el racionamiento del combustible. Las instalaciones que compartíamos con la iglesia, se convirtió en albergue temporal donde personas de humilde condición, que habían perdido sus bienes o que fueron evacuadas por causa del fenómeno, encontraron refugio. Hace unos siete años coordine por la emisora una serie de actividades llamadas ‘‘POR LA VIDA’’ enfocándonos  en los problemas de drogadicción, alcoholismo, aborto, suicidio y desintegración familiar, culminando con una carrera en bicicletas que se llamo: ‘‘CARRERA POR LA VIDA’’
Esta y otras cosas que me han tocado vivir en estas actividades cristianas ya sea en la calle, en las casas de los grupos o en la radioemisora, me han permitido constatar la necesidades más angustiantes en los muchachos a quienes les compartimos el evangelio en medio de su problemática de drogas, alcoholismo, depresión con tendencias al suicidio, ocultismo, maltrato, violencia intrafamiliar, divorcio de los padres, homosexualismo, incesto, embarazos, abortos y la lista podría continuar, pero estas y otras experiencias me han nutrido y suministrado abundante materia prima para poder escribir mi primer novela cristiana, proyecto que lo he realizado como las hormigas, desde hace más de doce años y en medio de mi servicio, compromisos familiares, estudios universitarios y teológicos. Esta novela gracias a Dios la he logrado culminar, pero que todavía estamos en el proceso de revisión. En forma separada les entregue el borrador a dos hermanas que son maestras en el área de español. Una de ellas me ofreció devolvérmelo, después de preguntarle un par de veces por los avances, me dijo que no tenía tiempo ni para iniciar esa labor. Al ministerio de Cultura le he enviado solicitudes por correo electrónico de apoyo financiero y solo me contestaron el día anterior del último traspaso presidencial, que mi solicitud la pasarían al siguiente ministro. En la universidad mis mentores siempre mencionan que los escritores en nuestro país se mueren de hambre, que a las personas no les gusta leer y por eso la escasez de autores autóctonos. No tengo los recursos para la publicación, por lo que buscare entonces patrocinadores, familiares y hermanos que crean en este proyecto literario, que tiene como trasfondo un evento de la historia contemporánea de nuestra nación. Está novela cristiana de ficción esta orientada los jóvenes y sé que les gustara porque estaba basado en mis experiencias con ellos. Retrata sus deseos, anhelos y sueños, pero también sus necesidades y sus problemas. Aborda la importancia de los medios de comunicación cristiana, su función formadora y evangelizadora. Sutilmente tratamos de plasmar un mensaje de inconformidad a  la situación imperante, tanto en lo social, económico, político, educativo, salud, ambiental y étnico, pero entendiendo que nuestra lucha no es contra sangre ni carne, si no contras huestes de maldad, que operan en los lugares celestes, por lo que hemos plasmado en esta obra el punto de vista evangélico ante los problemas locales y globales. Si esta decisión fuera voluntad de hombre hace tiempo hubiera abandonado esta empresa. Mi madre que era mi fuente de inspiración en servir al prójimo (después del ejemplo inigualable de Jesucristo) falleció hace dos años, quedando devastado anímicamente. Un año antes había muerto mi tía más cercana y hace un año murió el último de mis tíos y mi abuelita por parte de mi madre. Sin embargo se cumplido sus promesas de que si creemos en el señor Jesucristo, también nuestro familiares serian salvos y ellos en su  últimos momentos le han reconocido y aceptado. Cuando quiero claudicar por estas y aun por circunstancias económicas, recuerdo lo que Jesús nos conto sobre un  hombre que al emprender un viaje largo, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes, dice que uno le dio cinco talentos, a otro dos y a otro, conforme a su capacidad y se fue lejos. Ni corto ni perezoso, el que había recibido cinco talentos negoció con ellos y ganó otros cinco talentos. El que había recibido dos ganó también otros dos. El que había recibido uno fue y cavó en la tierra, y escondió el dinero de su señor.
Después de mucho tiempo, vino el señor y arregló cuentas con ellos. El que había recibido cinco talentos, trajo cinco talentos extras. Su señor le dijo: “Bien, siervo bueno y fiel. Sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré. Entra en el gozo de tu señor. Al  presentarse el que había recibido dos talentos y ganado otros tantos, le dijo lo mismo.
Mientras quien recibió un talento, dijo: “Señor, yo te conozco que eres un hombre duro, que cosechas donde no sembraste y recoges donde no esparciste. Y como tuve miedo, fui y escondí tu talento en la tierra. Aquí tienes lo que es tuyo. ”
Su señor respondió y le dijo: “¡Siervo malo y perezoso! ¿Sabías que cosecho donde no sembré y recojo donde no esparcí? Por lo tanto, debías haber entregado mi dinero a los banqueros, y al venir yo, habría recibido lo que es mío con los intereses. Por tanto, quitadle el talento y dadlo al que tiene diez talentos. Porque a todo el que tiene le será dado, y tendrá en abundancia; pero al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. Al siervo inútil echadlo en las tinieblas de afuera.” Allí habrá llanto y crujir de dientes.
Relacionando esta parábola con mi vida, el llamado de Dios a servirle, el reto de escribir en mi nación, mantenerlo vivo desde mi niñez y que por más de doce años estoy escribiendo mi primera novela, me confirma que Dios  es el dueño de ese don y talento, que lo he recibido, que no es mío y que es menester no quedarme llorando, porque la vida es injusta, porque me sucedió lo que me paso, porque tuve que sufrir desde mi niñez. Todo lo que he me ha acontecido: bueno y malo, debo utilizarlo para que otros conozcan a Jesucristo y que mejor forma que negarse al ocio o sea, hacer como los que recibieron cinco y dos talentos que cada uno fue y negocio, consiguiendo similares cantidades. El escritor cristiano por tanto no nace, sino que recibe ese talento de Dios con un fin, lo que conlleva una gran responsabilidad de multiplicarlo por dos y ¡ay! de mí si no lo desarrollo. ¿Como puedo excusarme de las faltas de oportunidades o porque tuve temor y que mejor escondí mi talento? ¿Como disculparme ante Dios por tanta violencia que deja muertes diariamente de jóvenes en mi ciudad y país­­­­? Por lo tanto seguiré persistiendo, pero esa novela, como las otras quince que están escondidas en mi mente desde mi niñez, tengo que publicarlas para que junto a una buena calidad literaria, los jóvenes en las calles, colegios y universidades, no solo de mi país sino de toda Latinoamérica, tengan acceso al evangelio condensado en ellas y estoy seguro que muchos hermanos también seguirán mi humilde ejemplo. Todo sea para la gloria de Dios, la expansión de su reino en la tierra, para que las almas de mis congéneres sean salvas. Gloria al que vive y reina, Jesucristo mi señor y salvador y que el espíritu Santo, me siga inspirando a mi y a otros. Amen. 
Raul Rafael 
Autor del libro Por Ellos

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