PERDÓN
No había escrito desde hace algunos
meses, pero tuve un accidente al final del mes de Abril. Fue tan grave que resulte con fracturas
craneales y el medico que me opero, solo daba un 5% de posibilidades de vida.
Mi familia firmo para dar el consentimiento
y se despidió de mí. Ese día y los posteriores cientos de personas
oraron en mi ciudad, en mi país y en otras naciones. Gracias a Dios y a ellos
que movieron la mano de él, es que estoy vivo y en plenas funciones
psicomotrices. Millón de gracias a todos, nunca voy a retribuir tantas visitas
al hospital, llamadas, mensajes, visitas en mi casa y toda clase de muestras de
solidaridad.
Cuántas veces escuchamos la consabida
excusa no tengo tiempo para leer, y respondemos, claro, demasiadas ocupaciones. ¿Pero
es una verdad absoluta?
Leer, quizás a una
persona puede no gustarle, puede parecerle irrelevante, o aburrirle espantosamente.
Pero esos son motivos muy diferentes, pero los comprendemos.
Hay personas
a las que no les gusta leer. Esto es así y tenemos que aceptarlo, por
mucho que nos cueste comprenderlo a los que no podemos vivir sin devorar
libros, ya sean de ficción, de ensayo o de poesía. Puede deberse a que en el
colegio no les motivaron a leer, puede ser que no hayan encontrado un libro que
les resulte realmente apasionante, puede ser que se criaran en una casa en la
que no había ni una sola obra literaria, o en un entorno en el que leer estaba
mal visto. Debemos aceptar que no todos comparten nuestra pasión
literaria.
Soy de los que piensan que siempre tenemos tiempo para todo, para lo que sea y elegimos en qué utilizamos esa inmensidad de tiempo disponible. Hasta que muramos tendremos tiempo. Después no.
Lo que nunca tendrá valor de verdad
es que el tiempo falta, decidimos no
asignarlo, priorizamos otras cosas, no
se hace el tiempo y sigue todo igual.
“yo es que no tengo tiempo para leer”.
Los que se valen de esta respuesta son, con frecuencia, personas que en
su juventud fueron ávidos lectores, pero que con la exigencia de un
trabajo, una casa que mantener, una vida familiar y miles de eventos más que se
empeñan en despejar de libros nuestra mesita de noche, ya no disponen
de tranquilidad para sentarse y disfrutar de una buena obra.
Recordad que leer
tiene muchísimos beneficios: La mayoría de elogios a los beneficios de
la lectura también invocan el poder de la imaginación: leer libros te obliga a
inventar mundos enteros dentro de tu cabeza en vez de ingerir pasivamente un
puñado de imágenes prefabricadas.
Por eso me gustaría
señalar algunos trucos, sugerencias e ideas que podrían ayudar a los ex
lectores:
Hay dos
formas fundamentales de encontrar tiempo para la lectura (y esto,
claro, es aplicable para cualquier otra actividad). Por un lado, puedes
asignarle un periodo de tiempo fijo a esto de leer, como puede ser una media
hora justo antes de dormir. Pero si realmente crees que no tienes posibilidad
ni de hacer eso, puedes intentar robarle tiempo a otras actividades.
-Primero, piensa en
todas esas pequeñas cosas que haces que realmente no te aportan nada.
Cronometra el tiempo que pasas en las redes sociales, por ejemplo, te
sorprenderá ver cómo poco a poco se va acumulando y probablemente descubras que
les dedicas mucho más de lo que querrías admitir. Lo mismo puede decirse del email,
del móvil, o de la televisión. ¿Seguro que no podrías dedicarle unos
diez minutos de ese tiempo a la lectura?
-Ten el
libro a mano. Descubrirás que hay montones de pequeños momentos
cotidianos en los que puedes leer mientras realizas tareas que apenas requieren
de tu atención
(hervir agua, esperar a que se llene una bañera, ¡hasta cepillarte los
dientes!)Cuando haces fila y no hablemos ya de leer mientras caminas.
No lo recomendaría por motivos de seguridad. Para todo esto vienen bien los
libros pequeños y fáciles de manejar, o algún lector electrónico
resistente a manchas y a golpes ocasionales.Recuerda todos las mismas 24 horas, busca el tiempo para leer. Tu decides. RAUL RAFAEL...Autor libro POR ELLOS
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